martes, 27 de enero de 2015

Las "invisibles" del "negocio del amor" *

ARREGLAR UNA HABITACIÓN DE MOTEL LES PUEDE TOMAR A LAS CAMARERAS ENTRE TRES Y DIEZ MINUTOS

Tres administradoras de una cadena de moteles contaron todo lo que se hace mientras los clientes esperan... Y otras historias más.

Lucero Llanos, Guayaquil
Cuando se va la pareja, comienza
el trabajo de las camareras.
Foto: Lucero Llanos
Desde que entraron a trabajar en "el negocio del amor", son como el hada de los dientes, el ratón Pérez o Papa Noel. Solo que ellas sí existen, aunque nadie las ve. Son una especie de discretas y ágiles duendecillas que preparan el camino al placer y al amor expresado de manera carnal.
"¡Cómo se demoran!", piensa una pareja  que trata de contener las caricias y la desesperación, de retrasar el volcán a punto de erupcionar.
La escena se repite a diario, en los aproximadamente 3.365 moteles que -según el Instituto Nacional de Estadísticas y Censos- existen en el país.
Pero, mientras los amantes luchan contra el deseo de "comerse" en la espera, del otro lado de la puerta, una, dos o hasta tres camareras (si se trata de un día muy "movido") intentan batir el récord de cuatro minutos, que es lo más rápido que les toma dejar "papelito" una habitación.
Sandra, Mariela y Jéssica lo saben. No en vano son las administradoras de más experiencia en una de las cadenas de moteles con mayor presencia en la provincia del Guayas.

lunes, 26 de enero de 2015

Volver a la cordura*

12 EXPACIENTES DEL INSTITUTO DE NEUROCIENCIAS SE PREPARAN PARA REINSERTARSE EN LA SOCIEDAD A TRAVÉS DEL SISTEMA DE HOGARES SUPERVISADOS​

Desde hace tres años, el hospital de la Junta de Beneficencia adecuó tres departamentos para que los usuarios puedan “ensayar” su vida después del tratamiento psiquiátrico.

Nelson es el encargado de la limpieza y mensajería de la
biblioteca, en el  Instituto de Neurociencias de Guayaquil.
Foto: Christian Vinueza
Lucero Llanos, Guayaquil
La mente humana es tan compleja como pisar por primera vez el Instituto de Neurociencias de Guayaquil y tratar de llegar hasta un determinado punto sin perderse entre los amplios corredores rodeados de árboles y los estrechos pasillos que se forman entre algunos de los edificios. Pero todo es cuestión de percepción. 
Nelson tiene 60 años y no lo siente así. Él conoce muy bien cada uno de los espacios de este lugar dedicado a tratar las enfermedades mentales.
"Ya me van a sacar. En el hogar supervisado tengo tres meses, pero en el hospital estuve 25 años", cuenta, mientras hace un alto a su trabajo en la biblioteca de la institución.
Susana Ordóñez, trabajadora social de la inmensa institución ubicada en la avenida Pedro Menéndez Gilbert, aclara que Nelson no es un paciente, sino uno de los 12 usuarios del programa de hogares supervisados, que desde hace tres años mantiene la Junta de Beneficencia de Guayaquil.
A través de este sistema, los expacientes aprenden a llevar una vida independiente fuera del hospital y se reintegran a ese mundo del que una vez se apartaron, cuando alguna enfermedad mental los tomó por sorpresa.

domingo, 18 de enero de 2015

¡Sharon hizo bien “su tarea”como marketera!*

VARIOS ESPECIALISTAS HACEN UNA RADIOGRAFÍA DEL ÉXITO DE “LA HECHICERA”

DOS EMPRESARIOS MUSICALES, un decano de Comunicación Social y un sociólogo analizan la fórmula que utilizó Edith Bermeo para alcanzar la popularidad y cariño del público.

Lucero Llanos, Guayaquil
"Esto es un pequeño disfraz para una actividad que tiene que llevar un formato", expresó Edith Rosario Bermeo Cisneros, en 1998, durante una entrevista en el programa El show de Cristina.
"Cuando yo salí, vi que había un nicho del mercado abandonado. No había cantantes sexis en el Ecuador y dije aquí está la oportunidad", reveló Edith, quien cambió el apodo que le decían de cariño (Charo o Charito) por Sharon y se vistió de sensualidad para alcanzar su sueño de ser cantante.
¿Pero qué fue lo que llevó a la artista, oriunda del cantón Durán, a conseguir la popularidad que tuvo?